viernes, 4 de noviembre de 2011

Ni estabas, ni estarás.

Dime donde estabas cuando la ansiedad me ahogaba, cuando cada pensamiento provocada arcadas y temblara cada poro de mi piel, sin nadie que me abrazara y dijera: Tranquila, todo irá bien.
Tu no estabas allí, no viste mi mitad triste, ni mis despistes, no fuiste muro para los embistes del desprecio, del cansancio, del prejuicio. Hoy tan solo me ampara mi sacrificio.